Hola. Después de
tanto tiempo que juré no volver a hablarte o escribirte aquí me encuentro,
escribiéndote este e-mail y dándome cuenta que aún me tiembla el pulso al
pensar en ti.
Pero el motivo de
este e-mail no es el mismo que el de otros.
No te escribo para
decir que aún te amo ni para decir todo el rencor que te guardo, porque
sinceramente ya no siento ninguna de esas dos cosas.
Quería expresarte lo
que sentí al cruzarme contigo en la calle hace un par de semanas.
¡Al mirarte a los
ojos aquel instante me quedé helad@! y solo se me cruzó por mi cabeza una
palabra... ¡Gracias!!! Gracias por haberme ayudado a ser est@ que soy ahora.
¡Gracias! Por
haberme hecho más segur@, más inteligente, más sensible... pero menos ignorante
en el aspecto emocional. ¡Gracias!
Por haberme enseñado
que los cuentos de amor de princesas y príncipes son solo eso, cuentos.
¡Gracias!
Porque gracias a ti
aprendí que en la vida hay hombres y mujeres buenos, pero también existen
hombres y mujeres abusivos y sin principios que se disfrazan de buenos, que
actúan con sus parejas como no les gustaría que actuaran sus cuñados con sus
herman@s, o sus futuros yernos o nueras con sus hij@s.
¡Gracias! Por
haberme enseñado que decir "te amo'' no son palabras sagradas, que son
palabras que cualquiera puede decir, pero que no todos pueden sentir y menos
actuar.
¡Gracias! Porque me
enseñaste a que por más que yo le abra a alguien las puertas de mi casa, de mi
familia, de mi corazón, de mi cama, de mi vida, no quiere decir que esa persona
me las abra a mí también.
¡Gracias! por
haberme dicho mirándome a los ojos que me amabas, que nunca me engañaste, que
yo era el amor de tú vida con quien querías construir un proyecto de vida... En
fin, gracias por tantas mentiras que me obligaron a aprender el principio de
verdad y realidad.
¡Gracias! Porque
fuiste el o la maestr@ que la vida me eligió para reconocer que buscar ayuda
profesional y educarme a nivel emocional no es para locos, sino para personas
que eligen ser responsables de sus emociones y que son conscientes de que tener
un coeficiente intelectual alto quizá sea suficiente para ser exitoso, pero no
para ser feliz. Para ello hay que elevar otro coeficiente: el emocional.
¡Gracias! Por todas
las veces que me hiciste responsable de la disfuncionalidad de nuestra
relación… y porque he aprendido que el amor inteligente es producto de la
elección consciente y no de la herencia, de las circunstancias o de la familia
de origen.
Ahora sé que para una
relación de pareja exista es requisito indispensable que esté formada por
iguales, que las parejas son eso, PAREJAS porque van parejos, dos sanos o dos
enfermos…
O correctamente dicho, como he aprendido hoy, dos
educados emocionales o dos ignorantes emocionales. Y asumo mi responsabilidad en ello. No me alcanzó
para elegir una pareja diferente. Hoy lo asumo y te doy las gracias por ello
también.
Mirando atrás, puedo
decir que el último periodo de nuestra relación me trajo más cosas malas que
buenas pero también que gracias a ello crecí.
Hoy reconozco y soy consciente
de que una pareja se compra con una moneda: AUTOESTIMA. Y que cada uno compra lo que le alcanza. Algunos compran chanclas, otros
compran botas de piel auténtica y de marca. Cuestión de presupuesto… y en el
caso de parejas, de autoestima. Principio de verdad, dice mi psicóloga. ¡Gracias
por ayudarme a crecer tanto y a incrementar mi autoestima!
Me di cuenta de lo
mucho que me desvalorizaste... PORQUE YO TE LO PERMITÍA. ¡Gracias por ayudarme
a pedir ayuda profesional también!
Hoy elijo diferente.
Diferente a aquella persona inocente (o mejor dicho ignorante emocional) que se
creía todo lo que le decían. Hoy sé que
yo soy lo que son mis elecciones y mi autoconcepto es mío. Y sólo mío. Y si
los que me rodean me aceptan, me encanta. Pero si no… ¡Tienen un problema! ¡Que
lo resuelvan como lo hice yo! ¡Gracias por ayudarme a resolverlo!
Cuando me crucé contigo
en la calle al ver tus ojos ya no vi a aquella persona de la que me enamoré y a
quien yo idealicé tanto... Ya apliqué principio de verdad. Dentro de tus ojos
solo vi un gran vacío y me di cuenta de que estaba enamorada de una ilusión, de
una mentira, de un cuento, de una máscara. De la persona QUE YO CREÍ QUE TÚ
ERAS… PERO NO DE TI. Lo que es… ¡es!
Pero no te
responsabilizo por eso, al contrario, te agradezco porque la desilusión me
genera más ganas de convertirme en la persona educada emocional que quisiera
que mis herman@s o mis hij@s encuentren como pareja. Para poder relacionarme
con la persona correcta por yo hacer lo correcto. Y gracias a ti hoy sé que
hasta que yo no haga lo correcto, me relacionaré con la persona equivocada.
Finalmente gracias
por haber sido el mayor error y la mejor lección. ¡Gracias por ser un gran
maestro (de lo que no vuelvo a permitir) en mi vida!
Atentamente… Tu ex
pareja.
Centro VivirLibre.org
56-58-58-08
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