Ir al contenido principal

LA HISTORIA DE BOLILLO...

Una vez, tiempo atrás, existió un perro llamado Bolillo. Por azares de la vida, Bolillo tuvo que enfrentar muchos problemas en los que se sentía perdido. Creía que nadie podía entender lo que le pasaba y que nadie había sufrido como él. No lograba encontrar la salida. Ni siquiera un alivio a todo el sufrimiento que le aquejaba. Bolillo no encontraba en donde encajar. Le parecía que la vida era injusta con él, porque lo
había metido en problemas.

Nunca recibió herramientas o ideas útiles para salir adelante. Creí­a que no había nadie con los mismos problemas. Se sentía el más desdichado de todos los perros. Se sentía un perro sólo, entre un millón de perros. Nadie lo escuchaba. Esta era la vida de Bolillo.

Un día iba caminando Bolillo por la calle, pensando en todos sus problemas, cuando al pasar observó que había muchos perros reunidos, hablando de problemas que se asemejaban a los de él. Esto llamó su atención y se quedó, desde fuera, escuchando todo lo que ahí se hablaba. Y así­ hizo al día siguiente y también al otro. Los demás perros ya se habían dado cuenta de la presencia de Bolillo, pero no
hicieron nada, pues era Bolillo el que debía tomar la decisión de acercarse.

Un día, Bolillo estaba parado de nuevo fuera del lugar, cuando escuchó que quien quisiera hablar de sus problemas podía hacerlo en ese momento. Bolillo vio esto como su oportunidad y, levantando su
patita, pasó e hizo uso de la palabra. ­¡Por fin Bolillo había encontrado la medicina que tanto había estado buscando! Estaba hablando de su experiencia sin ser juzgado. Le estaban prestando atención a todo lo
que quería decir de su vida y sentimientos. Cuando terminó de hablar estaba en verdad animado. Sintió un alivio enorme, como si hubiera tirado una gran loza que todo el tiempo trajera cargando en su espalda.

Bolillo se dio cuenta que no era el único, pues había más perros como él. A partir de ese momento, Bolillo no dejó de asistir al grupo. Le explicaron que a ese grupo iban perros que sienten que tienen algo en común, problemas y sentimientos similares y que se trataba de que todos fueran saliendo adelante; que nadie se quedara atrás. Eso era lo que estaba buscando Bolillo, más perros que sintieran y vivieran lo que él y que le ayudaran a salir de los problemas.

Encontró por fin un lugar en el que se sentía a gusto. Se identificaba y podía hablar de su vida. Se sentía importante, porque así­ lo hacían sentir los demás perros. Participaba en todas las actividades. Se sentía con voz y voto. Bolillo no dejó de tener problemas, pero le parecían más fáciles de afrontar, pues había quien le ayudara a cargar el peso que antes llevaba sólo. Aprendió el valor de la ayuda psicoterapéutica grupal, pues después el también tuvo oportunidad de observar como llegaban más perros con las mismas ideas que él tenía hacía mucho tiempo. Su experiencia personal sirvió para que otros perros supieran que no están solos; que hay más perros que han vivido cosas similares y que cuando se dan la pata, pueden llegar muy lejos.
Más lejos de lo que llegaría uno solo.

Ojalá que la historia de Bolillo sea útil para ti. Y  también espero que al igual que le ocurrió a Bolillo, tú elijas asistir a un lugar donde te identifiques con nosotros y puedas hablar de tu vida. Te esperamos en www.vivirlibre.org/gratis.html
una SESIÓN GRATUITA. Para más info:
¡Un abrazo y te espero!

Gabby
www.mipsicologa.mx

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pender y depender...

Ahora voy a permitirme hacer uso de las brillantes conclusiones de mi gran maestro Jorge Bucay, quien -entre tanto que se ha escrito sobre el tema- me parece es quien lo expone mejor sin duda. Muy inteligentemente, el maestro expone primero, lo primero: La etimología de esta sabia palabra. Las siguientes definiciones son según el website de wordreference (http://www.wordreference.com/): Pender ·          intr. Estar colgada o suspendida una cosa: las frutas penden de las ramas. ·          Estar algo en espera de solución. ·          Existir un peligro o amenaza sobre alguien o algo: la amenaza de un tifón pende sobre su ciudad. Depender ·          Estar conexo o condicionado por algo para existir o tener lugar: el desarrollo de la planta depende de varios factores. ·          Estar subordinado a algo o alguien: su cargo depende directamente del ministro. ·          Necesitar de la ayuda y protección de otra persona o de otra cosa: depende demasiado de su madre

La historia de Bolillo

Una vez, tiempo atrás, existió un perro llamado Bolillo. Por azares de la vida, Bolillo tuvo que enfrentar muchos problemas en los que se sentía perdido. Creía que nadie podía entender lo que le pasaba y que nadie había sufrido como él. No lograba encontrar la salida. Ni siquiera un alivio a todo el sufrimiento que le aquejaba. Bolillo no encontraba en donde encajar. Le parecía que la vida era injusta con él, porque lo había metido en problemas. Nunca recibió herramientas o ideas útiles para salir adelante. Creía que no había nadie con los mismos problemas.  Se sentía el más desdichado de todos los perros. Se sentía un perro sólo, entre un millón de perros.  Nadie lo escuchaba.  Esta era la vida de Bolillo. Un día iba caminando Bolillo por la calle, pensando en todos sus problemas, cuando al pasar observó que había muchos perros reunidos, hablando de problemas que se asemejaban a los de él. Esto llamó su atención y se quedó, desde fuera, escuchando todo lo que ahí se hablaba. Y a

El último e-mail a mi ex pareja…

El último e-mail a mi ex pareja… “Hola. Después de 6 meses en los que juré no volver a hablarte o escribirte aquí me encuentro escribiéndote este e-mail y dándome cuenta que aún me tiembla el pulso al pensar en ti. Pero el motivo de este e-mail no es el mismo que el de tantos otros que te escribí durante nuestra relación. No te escribo para decir que aún te amo ni para decir todo el rencor que siento por ti, porque sinceramente ya no siento nada de eso. Quiero expresarte lo que sentí al cruzarme contigo en la calle hace un par de semanas, después de 6 meses de haber terminado contigo porque tú así lo elegiste. ¡Al mirarte a los ojos aquel instante me quedé helad@! Y solo se me cruzó por la cabeza una palabra... ¡Gracias!!! ¡¡¡ Gracias por haberme ayudado a ser est@ que soy ahora!!! Y por ello te escribo este último e-mail. ¡Gracias! Por haberme hecho más segur@, más inteligente, más sensible, y menos ignorante en el aspecto emocional. ¡Gracias! Por haberme enseñado que