El hombre está condenado a ser libre.
Jean Paul Sartre
Empecemos por saber dónde estamos. Nos guste o no, estamos en una situación que es descrita por diversos autores del tema como “enfermiza y siempre oscura que, aunque quiera ser justificada por miles de argumentos termina conduciendo irremediablemente a la conducta inmadura e irresponsable de los que no se hacen cargo de su vida”. De aquellos que no son responsables.
Nos guste o no. En esto estoy de acuerdo al cien. Pero en lo que disiento profundamente es en afirmar que quienes “padecen” esta condición no tienen la capacidad ni la posibilidad de hacerlo de otra manera.
Porque claro que tenemos otra manera, y eso es precisamente el inicio del viaje. El reconocer lo que hacemos plenamente. Sólo si aceptamos el problema tenemos la posibilidad de modificarlo.
El verdadero problema, es cómo vemos el problema. Conozcamos más nuestro “problema”: La dependencia emocional o afectiva.
Viendo
nuestro problema
La dependencia afectiva o
emocional es la incapacidad de vivir la propia vida, es un acto de anulación
psicológica en la medida que el amor propio, el autorrespeto y la propia
esencia son regalados a otra persona con la creencia de que ésta es más importante
y valiosa que una misma. Hay una rendición ante el otro orientada por el miedo
a la pérdida, a la soledad y al abandono.
La dependencia al afecto y a la
aprobación tiene las características de cualquier otra dependencia, igual que
la adicción a una sustancia, solo que en este caso la dependencia es únicamente
psicológica, y es igual a la necesidad de tener a alguien para siempre.
Haciendo un repaso, las
características de la dependencia afectiva son:
·
Aumento
a la tolerancia: en una relación dependiente el malestar es una de las señales
importantes, sea cual sea la razón para no sentirse bien es una condición que
no solo se va aceptando sino que poco a poco se va tolerando más, sin darse
cuenta las personas llegan incluso a rebasar sus propios límites en relación a
la intranquilidad emocional.
·
Presencia
de síndrome de abstinencia: se hace sumamente necesario tener la seguridad que
la pareja nunca se ira de nuestro lado, por lo que se está dispuesto a hacer
cualquier cosa para evitarlo, las ausencias de la pareja se viven como abandono
y se entra en un círculo de sufrimiento, cuando la pareja no esta es como si
faltara la droga.
·
Deseo
de parar el consumo: el sufrimiento constante por la sensación de pérdida de la
pareja, con razón o no, hacen que en algún momento se tenga el deseo de
terminar de una vez por todas con esa relación con la fantasía de que así
cesará el sufrimiento.
·
Intentos
infructuosos por parar: los intentos por supuesto resultan infructuosos y poco
contundentes, pues la falta de la pareja provoca que la persona contacte con su
sensación de abandono, sensación que no puede tolerar por lo que se recurre
nuevamente sin darse cuenta a la misma situación.
·
Afección
en otras áreas: casi imperceptiblemente van alterándose otras áreas de la vida,
el desequilibrio emocional en el que se cae en una dependencia afectiva, llega
a desajustar el desarrollo social, laboral, familiar, etc.
·
Incapacidad
de elegir: A pesar de estar consciente de las consecuencias que se viven por la
dependencia no se puede dar fin a la
relación.
·
Las
personas dependientes no se sienten preparadas para admitir la pérdida puesto
que viven la relación como su fuente de seguridad, lo que fortalece la
incapacidad de renunciar a ella.
·
Tienen
en el fondo el afán inconsciente de que sea la pareja quien proporcione la
estructura interna de la cual carece. Esta falta de estructura tiene que ver
con las experiencias vividas en la más temprana infancia dentro del seno
familiar, los padres no pudieron cubrir las necesidades básicas requeridas para
que la persona lograra un desarrollo emocional sano, generalmente son familias
negadoras de las situaciones conflictivas o simplemente de las necesidades de
sus miembros en todos los sentidos.
·
Generalmente,
la comunicación entre los miembros es débil y poco suficiente, no se expresan
los sentimientos y por lo tanto no se establecen redes afectivas de contención,
la ausencia de límites es otra de las características y de haberlos, son
límites débiles que no resultan suficientes para sentir que la familia puede
responder por sus miembros y darles seguridad, hay un enojo contenido por la
misma desestructura familiar.
·
Los
roles están alterados, los padres no responden como tales y generalmente alguno
de los hijos toma este rol por lo que los padres se viven como frágiles y
vulnerables, esta última es una situación de desventaja y riesgo para cualquier
persona sobre todo en la infancia que es el periodo en donde de manera natural
se es dependiente, se requiere de la ayuda de los padres para el crecimiento y el
desarrollo de las potencialidades que en el futuro nos harán sentir seguros e
independientes en todas las áreas de la vida.
Es esta la base de las relaciones
de dependencia, el esquema principal es el sentirse incapaz de hacerse cargo de
sí mismo, se busca entonces alguien que se haga responsable de la persona, la
motivación es obtener seguridad y protección para enfrentar una realidad que se
percibe amenazante, la experiencia y el sufrimiento enseñaran que esto es una
fantasía, pues nadie puede hacerse cargo de nuestras necesidades, excepto
nosotros mismos.
y luego q sigue?
ResponderBorrarHola Gaby! :) , me interesan mucho tus talleres una gran amiga mía me ha platicado de ellos, en donde puedo contactarte?
ResponderBorrarHola, en mi página de Facebook: www.facebook.com/mipsicologa Un abrazo
ResponderBorrarY si dependemos de otras personas para ser feliz, que debemos hacer para salir de este circulo
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