Durante la mayoría de mis años de
vida he escuchado con alguna frecuencia a las personas decir: “Para aprender a
ser padres no hay escuela”. Y por extensión, tampoco para aprender a ser hijo,
ni pareja.
Pero se equivocan. Sí hay
escuelas. Se llaman consultorios psicológicos. Dada la complejidad de las
relaciones entre las personas, se requiere un proceso de educación en este
sentido.
Y esta es mi propuesta: Crear una
“Escuela de Vida”. El concepto define la propuesta. Es preciso aprender
herramientas para relacionarnos mejor no
sólo con la pareja, sino con la vida misma.
Si existen escuelas para tantas
cosas, ¿por qué no una escuela para aprender a vivir? Es obvio que muchas veces
a pesar de hacer 6 años de primaria, 6 más de secundaria y preparatoria, y otra
cantidad igual de años en la universidad,
muchas personas graduadas no saben aún qué hacer con su profesión. A
pesar de haber invertido muchas horas para aprender a ser lo que nuestra
profesión hace, o debiera dedicarse a hacer. Y si a eso le añades que muchas
veces es más complicado mantener una relación de pareja ganar-ganar que llevar
la contabilidad de un negocio o arreglar la dentadura, esto para el caso de
contadores y dentistas.
¿No te parece absurdo intentar
hacerlo sin ayuda y obvio el resultado? Sólo un puñado de personas han podido
entender esto. Una de ellas fue la célebre actriz francesa del siglo XVIII,
Sofía Arnaud, cuando con una gran perspicacia señaló: El matrimonio es una
ciencia que nadie estudia.
Creer que se puede ser un gran
padre, un gran hermano o una gran pareja sin prepararnos en este sentido, nos
llevará al mismo lugar de quienes lo intentaron hacerlo antes de nosotros sin
prepararse. Einstein decía que no hay cosa más absurda que pretender resultados
diferentes haciendo lo mismo. Confiar en nuestro Coeficiente Intelectual para
ello, apelando tan sólo en valores no basados en principios, nos conducirá a
resultados catastróficos. Y si dudas de
esto, pregúntate a ti mismo (a): Realmente ¿cuántas veces soy la pareja que me
gustaría tener?
Siempre hay “erupciones
emocionales” que son la mejor manera de dañar al otro miembro de la pareja y de
llenarte de culpas. Explosiones emocionales, estampidas. Sí. Que dañan al otro
y a ti mismo. Todo producto de nuestro
bajo coeficiente emocional.
¿Y si has asistido por años a un
lugar llamado escuela a elevar tu coeficiente intelectual porqué te resistes a
acudir a una terapia para elevar tu coeficiente emocional?
Pretender convertirse en una gran
compañera o compañero en el difícil viaje de la vida en pareja prescindiendo de
las herramientas necesarias, y de la capacitación para saber utilizarlas, sin
un mapa correcto y sin brújula resulta tan absurdo como pretender ser un excelente
médico sin asistir a la escuela y sin estudiar nunca medicina. De la misma
forma, aspirar a ser una pareja de excelencia con sólo asistir a algunos
talleres está fuera de la realidad. Los talleres son muy buenos, pero
insuficientes; son el equivalente de querer llegar a ser un gran médico
participando únicamente en algunos cursos intensivos de fin de semana.
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