Ir al contenido principal

¿Por qué facultarnos emocionalmente?


Pero ¿Por qué educarnos o “facultarnos” emocionalmente? En la edad media, no existía la educación formal. La educación, que básicamente consistía en leer y escribir, estaba destinada prácticamente a los monjes.  Los únicos instruidos, educados o “facultados” en la sociedad medieval eran éstos últimos.

Y eran sólo los “chicos problema” es decir los hijos rebeldes de la sociedad medieval los que eran “recluidos” y “entregados” a los monjes y que vivían con ellos dentro de estos conventos y de esta forma, eran instruidos y educados. Paradójicamente, sólo los que eran considerados chicos rebeldes eran educados intelectualmente. Sólo ellos leían y escribían, conocían la historia y las ciencias. Esos jóvenes elevaban su coeficiente intelectual gracias a su rebeldía.

Pero por fortuna en nuestra época ya todos los chicos –sean rebeldes o no- son instruidos intelectualmente.  Todos leen, escriben, conocen historia y ciencias desde bien pequeños. Esto gracias a que desde el Medioevo las personas sensibles empezaron a darse cuenta de la gran ventaja que era para cualquier persona educarse académicamente.

Sin embargo, hasta el día de hoy, ya en la primera década del siglo XXI, sólo los “chicos problema” son llevados al psicólogo. Jóvenes que dan “problemas” en la escuela y en su casa “inadaptados” y con trastornos de atención y varios diagnósticos más. Algunos ya hasta medicados. Y gracias a esto, son conducidos a un consultorio psicoterapéutico. Y gracias a esto nuevamente, al igual que los chicos rebeldes de la edad media, sólo ellos, se facultan pero no a nivel intelectual, sino emocionalmente. Y estos jóvenes contemporáneos elevan su coeficiente emocional gracias a su rebeldía. Y en los casos más afortunados, sus padres también. Debido a que tienen hijos maestros, esos padres se facultan emocionalmente.

Click sobre la imagen o aquí para más información.

Y así como para todos elevar el coeficiente intelectual o mental hoy es imprescindible pero no lo era para las personas del Medievo, HOY elevar el coeficiente emocional quizá no parezca ni siquiera necesario por aquellos que desconozcan sus beneficios, pero son muchos y bien conocidos para quienes hoy son “letrados emocionales” pues la calidad de su vida en general se eleva de manera significativa.

Libro "Aprendiendo a Vivir Libre o aprendiendo a no depender" Capítulo 2. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pender y depender...

Ahora voy a permitirme hacer uso de las brillantes conclusiones de mi gran maestro Jorge Bucay, quien -entre tanto que se ha escrito sobre el tema- me parece es quien lo expone mejor sin duda. Muy inteligentemente, el maestro expone primero, lo primero: La etimología de esta sabia palabra. Las siguientes definiciones son según el website de wordreference (http://www.wordreference.com/): Pender ·          intr. Estar colgada o suspendida una cosa: las frutas penden de las ramas. ·          Estar algo en espera de solución. ·          Existir un peligro o amenaza sobre alguien o algo: la amenaza de un tifón pende sobre su ciudad. Depender ·          Estar conexo o condicionado por algo para existir o tener lugar: el desarrollo de la planta depende de varios factores. ·          Estar subordinado a algo o alguien: su cargo depende directamente del ministro. ·          Necesitar de la ayuda y protección de otra persona o de otra cosa: depende demasiado de su madre

El último e-mail a mi ex pareja…

El último e-mail a mi ex pareja… “Hola. Después de 6 meses en los que juré no volver a hablarte o escribirte aquí me encuentro escribiéndote este e-mail y dándome cuenta que aún me tiembla el pulso al pensar en ti. Pero el motivo de este e-mail no es el mismo que el de tantos otros que te escribí durante nuestra relación. No te escribo para decir que aún te amo ni para decir todo el rencor que siento por ti, porque sinceramente ya no siento nada de eso. Quiero expresarte lo que sentí al cruzarme contigo en la calle hace un par de semanas, después de 6 meses de haber terminado contigo porque tú así lo elegiste. ¡Al mirarte a los ojos aquel instante me quedé helad@! Y solo se me cruzó por la cabeza una palabra... ¡Gracias!!! ¡¡¡ Gracias por haberme ayudado a ser est@ que soy ahora!!! Y por ello te escribo este último e-mail. ¡Gracias! Por haberme hecho más segur@, más inteligente, más sensible, y menos ignorante en el aspecto emocional. ¡Gracias! Por haberme enseñado que

La historia de Bolillo

Una vez, tiempo atrás, existió un perro llamado Bolillo. Por azares de la vida, Bolillo tuvo que enfrentar muchos problemas en los que se sentía perdido. Creía que nadie podía entender lo que le pasaba y que nadie había sufrido como él. No lograba encontrar la salida. Ni siquiera un alivio a todo el sufrimiento que le aquejaba. Bolillo no encontraba en donde encajar. Le parecía que la vida era injusta con él, porque lo había metido en problemas. Nunca recibió herramientas o ideas útiles para salir adelante. Creía que no había nadie con los mismos problemas.  Se sentía el más desdichado de todos los perros. Se sentía un perro sólo, entre un millón de perros.  Nadie lo escuchaba.  Esta era la vida de Bolillo. Un día iba caminando Bolillo por la calle, pensando en todos sus problemas, cuando al pasar observó que había muchos perros reunidos, hablando de problemas que se asemejaban a los de él. Esto llamó su atención y se quedó, desde fuera, escuchando todo lo que ahí se hablaba. Y a