¿Y por qué, si
hemos aprendido tantas cosas a lo largo de años, no hemos aprendido a amar "educadamente" desde niños?
Tener
hijos no lo convierte a uno padre,
del
mismo modo en que tener un piano no lo vuelve a uno en pianista.
Michael
Levine
Básicamente, debido a que
nuestros padres, abuelos, y los padres y abuelos de nuestros amigos, primos y
conocidos o cualquiera de las combinaciones que surjan de esto no han aprendido
a hacerlo y creemos que si no lo hacen,
es porque no se puede. Porque hemos creído que nuestra forma de
relacionarnos con el mundo es la normal. Y es así.
Pero como digo en mis talleres,
cursos y conferencias: Lo normal no es lo sano, sino lo que más existe o es más
frecuente en una población determinada; así como lo anormal no es lo enfermo,
sino lo que es muy infrecuentemente en una población determinada. Pero nuevamente nos hemos equivocado, pues
esto no es una cuestión de estadística, sino de elecciones. De elecciones
porque nosotros podríamos elegir aprender a relacionarnos de una manera más
efectiva con el mundo y no lo hacemos.
Este libro es fruto de años de
investigación como profesional de la salud mental y emocional atendiendo a
personas que se relacionan mal con ellas mismas y con el mundo. Una labor que
me ha hecho muy consciente de que expandir ese pequeño espacio “entre el
estímulo y la respuesta” es la base de una vida feliz. Y que el tamaño de ese
espacio es responsabilidad exclusiva de qué tan grande o pequeño lo desee su
dueño.
Aprender,
es cambiar de actitud ante el mismo estímulo. Y vivir es
elegir, pues cada segundo de nuestra vida elegimos. O dejamos que otro
elija por nosotros, y eso es también una elección. Y ser responsable, es ser libre, por ello es muy importante aprender
a vivir libre. Hacernos conscientes de que somos lo que son nuestras
elecciones, y que el tamaño del espacio interior entre el estímulo y la respuesta
que emitimos es nuestra elección también. Porque poco a poco, cuando hacemos
que ese espacio crezca, nosotros y los que se relacionan con nosotros crecemos
también.
Acéptalo:
Si para ti también amar es sinónimo de sufrir, necesitas aprender a vivir libre
y este libro tiene un por qué. Por ti.
El
verdadero inicio de aprender a vivir libre es cuando nos damos cuenta de
que la relación está peor de lo que
hemos creído durante mucho tiempo, cuando la negación se termina. Quizá mucho
después de que el cuento de hadas termina. Cuando el verdadero duelo por ese
ser que hemos sido comienza. Cuando a
ese duelo se une el duelo evadido de todas nuestras relaciones de pareja
pasadas. Y es por eso que el dolor es tan intenso. Pero es ese precisamente el
primer paso para aprender a vivir libre.
Puedo
decir que este periodo dura entre 6 meses y dos años. Aunque cada uno avanza en
el camino a su propio ritmo y de acuerdo las herramientas emocionales con las
que cuenta. Lo más recomendable para andar por esta primera parte del camino
para quien esto escribe es utilizar la sabiduría de la tortuga: “caminar sin
prisa, pero sin pausa”.
Pero
como siempre digo en mis conferencias, toda pérdida es un cambio y pasar del
terreno de lo que “era” a lo que “es” requiere un duelo. Y tener una relación disfuncional que lleve a
la pérdida de la relación implica como todo duelo, mucho dolor. Porque todos
los duelos duelen. Y el duelo por una
pareja duele mucho más que otros duelos en la vida.
Pero
¿por qué hablar de duelo en un libro para aprender a vivir libre? Pues porque
si eres esclavo de tus duelos no vividos no podrás vivir libre. Todo cambio
requiere un duelo, y nadie o casi nadie sabemos cómo afrontar los cambios pues
casi siempre las rupturas de pareja nos toman por sorpresa debido a la negación
que aplicamos como mecanismo defensivo desde tiempo antes, cuando las cosas
empiezan a ir mal y fingimos que nada pasa. Y cuando el rompimiento es inevitable, nos
sume en un profundo dolor del que parece que no saldremos nunca. Y aunque la
palabra duelo es regularmente asociada a una muerte física es importante
aclarar que también cuando la pérdida es emocional también debe (o debería) hacerse
un duelo. Sólo que no lo hacemos. Y la pérdida no consiste sólo en la relación
con la pareja, son muchas más. La casa, las
amistades, dinero, relaciones familiares, los recuerdos y el proyecto de vida
sólo por nombrar algunas. Y sería bueno
empezar el camino reconociendo todas estas pérdidas. Reconociendo todo el desequilibrio que esto
nos genera. Y muchas veces, estas pérdidas también se refieren a la pérdida de
la identidad propia. De la autoestima, del autoconcepto.
Porque
después de terminar con una relación amorosa muchos nos sentimos realmente
perdidos. Sin saber quiénes somos. Y es aquí cuando debemos empezar el camino.
Deja de ser un Ignorante Emocional
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